jueves, 16 de mayo de 2019

PULSO GESELINO

Un geselino en la carrera de
bicis más importante de
Latinoamérica

Se trata de Eduardo Provéndola, quien pocos días antes de cumplir 67 años
completó los casi 86 kilómetros del Desafío Río Pinto. La competencia se
realiza desde hace 24 años en un duro circuito alrededor de la localidad
cordobesa de La Cumbre.



El domingo se corrió una nueva edición del Desafío Río Pinto, la competencia deMountain Bike más importante de Latinoamérica. Se trata de una dura prueba de 85kilómetros entre las sierras cordobesas, más precisamente a la altura de las localidadesde La Cumbre y San Marcos Sierras.

  Repartidas en distintas categorías, largaron un total de cuatro mil bicicletas. Y, entre
ellas, una geselina: la de Eduardo Provéndola, quien completó la prueba pocas díasantes de cumplir 67 años.Eduardo entrena y pedalea desde hace muchísimos años, pero más como cicloturistaque como competidor. Por eso es que se dedicó principalmente a travesías personales,como los numerosos cruces a Chile que contamos anteriormente en otra nota.Sin embargo, eventualmente se inscribe en competencias o en actividades por fuera deese esquema. Como algún duatlón en Buenos Aires, o la escalada al Volcán Lanín quehizo junto a Mirta, su esposa.
El Desafío Río Pinto fue, por lejos, su experiencia competitiva más larga. Por esocomenzó a prepararse con intensidad ocho meses antes, en los cuales arrancóhaciendo 300 kilómetros mensuales para terminar alcanzando el doble.El año pasado, Clarín cubrió la carrera con una crónica que describía “clasesemblemáticos que resumen las distintas “categorías” de los competidores”. Entre ellas,mencionaba como “caso testigo” el del “veterano de 60 que se anotó por primera vez yllegó casi al borde del desmayo, luego de casi ocho horas de pedaleo”. Eduardo, quenunca leyó esa nota, se planteó como objetivo preliminar llegar en seis horas yfinalmente le terminó sobrando media.“Igual quiero aclarar que fui muy tranquilo: mi objetivo era simplemente terminar”,reconoce con cautela. Además, señala un detalle que le dio a esta edición del DesafíoRio Pinto más dificultad que los anteriores: “Había llovido mucho y encima al principioestaba todo muy nublado. Nada riesgoso, pero había que ser muy prudente, sobre todoen las bajadas. Hubo accidentes de distinta naturaleza, desde golpes hasta fracturas. Aveces el riesgo se lo pone uno”, explica.



Eduardo describe el circuito: “Comienza con una importante bajada desde La Cumbrehasta el valle del Río Pinto. Después hay un recorrido de más de veinte kilómetros haciael pueblo de San Marcos Sierras, a partir del cual se produce la subida a lo que seconoce como el mirador del cerro Cuchi Corral. Luego se suceden ascensos ydescensos rumbo a la ruta 38, donde pasás por un camino vecinal que atraviesa SanEsteban, localidad al costado de La Cumbre”.“En el primer tramo hasta San Marcos fui volando: le metí una hora. Pero después sepuso muy bravo con muchas subidas y cuestas empinadas. Incluso viento en contra,Igual me sentí bien en todo momento. Solo paré dos veces y para hidratarme”, cuenta.“Durante un largo tramo hubo viento en contra, barro y badenes. Divertido pero a la vezpeligroso. Ahí vi accidentes feos, o gente que abandonaba. Se puso duro”, describe. “Enese sentido observé una muy buena organización con paramédicos en moto y serviciosde rescate. Lo digo desde afuera, porque no soy un especialista en competencia, peroes importante sentirse “contenido” en una actividad como esta”.


“Fue una experiencia importantísima para mí. Me entrené muy bien y a conciencia de lo  que se trataba un desafío así. Por eso estoy muy feliz de haber podido completar la prueba: todo el esfuerzo dio sus frutos”, concluye Eduardo.




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